El Estado puede llegar a intervenir en la privacidad de cada uno de nosotros, hasta un punto. La privacidad de cada uno forma parte de su libertad y su forma de vida, para ello es preciso tener algo de intimidad. La seguridad del Estado no justifica la violación de la privacidad, ya que el Estado no tiene por qué adentrarse en nuestras vidas privadas, porque somos libres de hacer y opinar de la manera que queramos.
En ocasiones, el Estado no pone límite a este caso, y se adentrasen la vida privada de las personas, quizás más de lo que deberían. Deben de poner un tope máximo de vigilancia, o definitivamente no vigilar conversaciones ajenas. Ya no es por no contribuir a la vigilancia, sino por los principios de cada uno de nosotros y nuestra libertad de expresión.
Para nosotros no es plato de buen gusto el saber que nos están vigilando, que todo lo que hacemos que no queremos que se entere nadie, el Estado será consciente de todos nuestros actos, sean buenos o malos, siempre estaremos presionados por los de más arriba y nos coiviremos más de lo que deberíamos por el simple hecho de saber que lo que estamos haciendo está siendo vigilado por otras personas que en este caso, no conocemos.
La ciberdelincuencia es algo con lo que tenemos que tener cuidado, ya que pueden llegar a causar daños, tanto personales como psicológicos. Nos pueden robar datos e informaciones que pueden salir a la luz y nos comprometan negativamente a nuestra persona.
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