Cuando
observamos nuestro mundo podemos diferenciar lo que ocurre en tres categorías:
realidad, ficción y verosimilitud. Las tres clases conviven tendiendo siempre a
ser tratadas como categorías opuestas entre ellas, sin embargo, la realidad
puede ser ficción pero siempre verosímil.
En
cuanto al tema de realidad, hay varios significados que la definen, para mí el
más acertado es que es lo que ocurre verdaderamente en el mundo real, son un
reflejo fiel de las cosas libre de invenciones. Una frase que refleja lo que yo
creo por realidad sería: “La realidad es aquello que, incluso aunque dejes de
creer en ello, sigue existiendo y no desaparece.” (Philip K. Dick).
Al lado
contrario de la realidad, tenemos la ficción que es algo imaginario, algo
creado. ¿Realmente la ficción está totalmente separada de la realidad? Para mí
la ficción supone cambiar la realidad exagerándola, partiendo de ella podemos
imaginar nuevas situaciones que nos ayuden a crear esa ficción. En este sentido
tendríamos la frase de Mario Vargas Llosa “Cuando la realidad se vuelve
irresistible, la ficción es un refugio. Refugio de tristes, nostálgicos y
soñadores.” Por otro lado, podemos ver como por ejemplo, el libro de “El niño con el
pijama de rayas” que nos muestra un marco real (los campos de concentración de
la Segunda Guerra Mundial) pero con un poco de ficción para enseñarnos una
realidad a través de una historia irreal (la amistad entre los dos niños).
Por
último, está el concepto de verosimilitud, es algo creíble. Tanto la realidad
como la ficción pueden ser creíbles pero normalmente creemos que la realidad es
lo que de verdad pensamos que es lo único que es creíble. Como bien dice
Nicolás Boileau “Lo verdadero puede a veces no ser verosímil”, porque hay
hechos de la realidad que creemos imposibles y al contrario, hay hechos que
forman parte de la ficción que son totalmente creíbles.
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